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==Requisitos==
° Tu historia debe de constar de 6 páginas como maximo y 3 como minimo.
°Letra Arial, tamaño 12.
°Incluir una imagen o foto, que será la portada de tu historia.
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Si estas de acuerdo con estos requisitos, ¿Que estas esperando para mandar tus historias?
-Las historias que más gusten se incluiran en una antologia.
No importa la tematica de tu historia. Aqui leemos de todo tipo.


Bueno, en otra ocasion les presentaré los proximos proyectoss...


Amai...

domingo, 22 de agosto de 2010

Más profundo (Deeper)

ARGUMENTO:







Veinte años atrás, tenía toda una vida por delante. Era Bess Walsh, una estudiante de clase media dispuesta a conquistar el mundo del diseño de moda. Y se enamoró locamente.


Pero no de Andy, su novio formal e intelectual al que en más de una ocasión le había insinuado su deseo de casarse. No. Durante aquel cálido verano en que trabajó como camarera y vivió en la playa conoció a Nick, el temperamental y moreno chico malo del lugar. Él no era alguien que pudiera presentarle a su padre, por decirlo suavemente.


En vez de eso, Nick se convirtió en su oscuro secretillo: un ferviente cómplice sexual que sabía cómo avivar aquella devastadora obsesión que no sabía que llevaba dentro.


Bess siempre se ha preguntado qué fue de Nick después de aquel verano, después de su promesa de encontrarse de nuevo. Y ahora, de vuelta en la casa de la playa para tomarse un respiro de sus responsabilidades, del matrimonio, de la vida, descubre cuál fue su terrible destino y por qué nunca volvió a por ella.


De pronto siente su nombre en los labios, sus manos en los muslos, su negro cabello y sus ojos la llaman desde las negras profundidades del purgatorio.


Muerto, vivo, o algo entre ambas cosas… pero no pueden controlar la pasión.


 
CAPÍTULO 01







Ahora…






El mar seguía siendo el mismo. El sonido y el olor no era diferente, ni el empuje ni el atraer de sus olas. Hace veinte años Bess Walsh había estado en esta playa mirando al frente hacia el resto de su vida, y ahora…


Ahora no estaba segura de estar lista para lo que venía.


Ahora, se puso de pie con la arena fría raspando los dedos de sus pies y el olor a salitre enredándose en el cabello. Ella respiró profundo. Miro la oscuridad de la noche, detrás de los párpados y se perdió en el pasado, así no tenía que pensar en el futuro.


El aire de la noche a finales de mayo aún estaba frío, especialmente tan cerca del agua, y su delgada camisa y falda de mezclilla no proporcionaban mucha calidez. Sus pezones se irguieron al máximo y cruzó los brazos alrededor de sí misma para darse calor. Consideró que era oportuno temblar, recordando ese verano.


Recordando lo a él. Durante veinte años había tratado de olvidar, sin embargo aquí estaba de nuevo incapaz de poder olvidarlo por más que lo había tratado.


Bess alzó la cara a la brisa que le apartó el pelo de la cara. Ella abrió la boca para beber de él, era como comer una golosina. El olor llenó su nariz y cubrió su lengua. La llevó de vuelta con más eficacia que sus recuerdos lo harían. Transportándola a ella.


Tonta. Ella estaba demasiado vieja para cuentos de hadas. El viaje por el tiempo no existía. No había manera de ir de vuelta atrás. De ninguna manera, ni siquiera para quedarse donde estaba. Su única opción, la única opción de alguien era seguir adelante.


Pensando en esto, ella se movió hacia delante. Un paso, luego otro. Sus pies se hundían en la arena y ella lanzó una mirada por encima del hombro a la seguridad de su porche y a la única vela que allí se quemaba. El viento bailo la llama y ella esperó a que se apagara, pero se mantuvo encendida en la protección de sus envases de vidrio.


En aquel entonces la casa estaba apartada. Ahora los vecinos la flanqueaban, lo suficientemente cerca para golpearlos si no iba en la dirección correcta, como su abuela hubiera dicho. La casa de atrás, con cuatro pisos de un millón de dólares en su arquitectura, se cernía sobre ella. Ahora salpicada de dunas de pasto marino que no habían estado allí hace veinte años creciendo entre las casas y la playa, y aunque brillaban unas pocas luces en las ventanas más abajo cerca de la plaza principal de Bethany Beach, pero cerca de ella estaban oscuras tal vez porque era temprano en la temporada.


El agua estaba demasiado fría para nadar. Tiburones blancos podían estar al acecho. La resaca podía ser fuerte. Bess fue al agua de todos modos, por sus recuerdos y su deseo.


El océano había estado siempre consciente de su cuerpo y sus ciclos. El tira y afloja de la marea había parecido una cosa femenina, atada como estaba la luna. Ella nunca nadó en ella, pero estar cerca del mar siempre hizo a Bess sentirse más sensual y viva, como un gato queriendo frotarse en contra de una mano amiga. Las cálidas aguas de las Bahamas y las olas de frío del Atlántico de Maine, suavizando las ondas del Golfo de México y el azul magnífico de las aguas del Pacifico, todos la habían llamado ya, pero ninguno de ellos con tanta fuerza como este parche de agua y arena. Este lugar.


Veinte años más tarde era más fuerte que nunca.


Sus pies tocaron la arena dura, la última ola de la tarde ya la había dejado atrás. Ella doblo los dedos de los pies por el escalofrío. De vez en cuando un rayo de espuma blanca apariencia, pero nada la había tocado todavía. Ella tomó otro paso y otro, dejando que sus pies la guiaran para no pararse bajó ninguna piedra afilada o concha. Otro paso adelante la llevó a la arena aun más húmeda. Esponjosa. La prisa y el rugido del agua roció la brisa húmeda, y ella abrió la boca para sentir la forma que tenía su olor.


El agua cuando por fin le tocó el pie, no tenía frio. El calor era más chocante que cualquier escalofrió hubiera sido, Bess jadeó. Antes de dar otro paso, otra ola llegó. El calor en el agua se arremolinaba alrededor en sus tobillos y salpicó sus piernas desnudas. Se alejó dejando a sus pies enterrados.


Ella fue más profundo sin pensar. Paso a paso hasta que el agua caliente le toco como un baño, tan caliente como un beso, le lavó los muslos. Se empapo el dobladillo de su falda y salpico su camisa.


Riendo, Bess se inclinó para hacer fluir el agua sobre sus manos y sus muñecas. Codos. Rodó bajo su tacto, evadiendo su alcance. Se arrodilló empapándose por las olas.


Fue como ser tocada por mil besos a la vez. Al igual que una lengua lamiendo. Salpico más alto, mojando sus bragas. El agua cubría hasta la cintura cuando estaba sentada. Había subido por encima de su garganta cuando ella se echó hacia atrás. Cubrió su cara y ella contuvo la respiración, esperando a que se retirase.


Su cabello se soltó, pero Bess para nada pensaba en arreglar el clip que lo tenía amarrado. Al igual que las algas marinas, sus cabellos se arremolinaban, cosquilleando sus brazos desnudos y tapándole la cara, sólo para ser arrastrado por la próxima ola. La sal y la arena pintaban sus labios cuando ella los lamió, los abrió como si fuera a darle un beso a un amante. Extendió los brazos, pero el agua no se sostenía. Sal picando sus ojos pero esta vez no era el mar. Eran lágrimas, resbalando por las mejillas espontáneamente. Sabía amargo no como la arena salada o la dulzura de los peces del océano.


Bess se abrió al agua y a las olas. Al pasado. Cada vez que se sumergía contuvo el aliento, preguntándose si la próxima vez sería la que la llevara por sorpresa y llenaría sus pulmones de agua. O para empujarla más profundo hacia abajo. Y se preguntó qué haría si eso sucediera. Si ella le importaría. Si ella lucharía o dejaría que el mar la llevara, si ella renunciaría y perderse en la forma en que ella lo había perdido una vez a él.


Habían hecho el amor en esta playa con el sonido del océano cubriendo sus gritos. El había utilizado su boca y manos para hacerla retorcerse. Había deslizado su polla dentro de ella para anclar sus cuerpos, pero no importa cuántas veces habían jodido, no había funcionado.


El placer no duró mucho. Todo terminó.


Sus manos fueron un pobre sustituto, pero Bess las utilizo de todos modos. La arena raspaba las yemas de sus dedos cuando las deslizó por debajo de la camisa hacia sus pechos, recordando cómo se había sentido su boca. Bajo las manos como las de él se hubieran movido entre sus muslos. Ella separó las piernas, dejando el mar hacer su trabajo. Sus caderas se levantaron, empujando contra algo que no empujaba hacia atrás. El agua se retiro con remolinos, exponiéndola al helado aire de la noche.


Más olas llegaron a abrazarla mientras ella misma se acariciaba. Había pasado mucho tiempo desde que se había dado placer, haciendo esto por sí sola. Ella no había hecho el amor a sí misma en tanto tiempo que las manos se sentían como las de otra persona.


No había sido su primer amante, o el primer chico que le diera un orgasmo. Él ni siquiera había sido el primero al que ella había amado. Había sido el primero en hacer mecer su interior tan solo con una simple sonrisa. El primero en hacerla tener dudas de sí misma. Le había llegado más profundo que nadie había hecho y sin embargo no se había ahogado.


El asunto había sido corto. Una página en su libro de la vida, apenas un capítulo. Sólo un versículo de la canción. Había pasado más años sin él que con él. Tampoco, importaba nada de eso.


Cuando Bess se tocó, fue su sonrisa la que ella se imagino. Su voz, murmurando su nombre. Sus dedos entrelazados con los de ella. Su cuerpo. Su tacto. Su nombre.


—Nick.


La palabra sola salió por su lengua por primera vez en veinte años, abierta por el mar. Este mar. Esta arena. Esta playa. Este lugar.


—Nick.


La mano que se cerró sobre su tobillo estaba tan caliente como el agua, y por un momento pensó Bess que un puñado de algas se habían envuelto a su alrededor. Un momento después otra mano le tocó su otro pie. Ambas se deslizaron por sus piernas y muslos. El peso y el calor de un cuerpo sólido y no como el agua que la cubría. Ella había abierto la boca para el mar como si aceptara un amante, pero ahora este beso era real. Real eran esos labios, reales eran las manos, una lengua real cayó en su boca y ella la acarició.


Ella debería haber gritado por esta invasión. Por esta repentina extraña y oscura violación. Sin embargo este no era un tacto extraño. Ella lo conocía. El peso de sus manos. La forma de su pene. El sabor de él.


Era su fantasía, un recuerdo. Era una ilusión. A Bess no le importaba. Ella misma se abrió a él de la misma manera en que lo había hecho con el agua. Mañana al salir el sol y ver su piel irritada por la arena, mañana se llamaría a sí misma tonta, pero aquí y ahora su deseo era demasiado fuerte como para negarlo. Ella no quería negarlo. Tenía que arrojar a un lado su precaución y lo hizo ahora.


La mano de él se movió bajo su cabeza. La boca de él cubrió la de ella, mordisqueando, antes de que su lengua se sumergiera de nuevo en la boca de ella. Su gemido vibró en sus labios. Sus dedos pasaron a través de su cabello.


—Bess, dijo y muchas cosas más.


El tipo de cosas que los amantes se dicen en el calor de su pasión, las palabras que no la sostuvieron bajo control.


No le importaba. Bess deslizó sus manos por la espalda de Nick alrededor de esas curvas familiares de su culo.


Llevaba vaqueros y ella los empujó hacia abajo hasta que dejarlo desnudo, su piel caliente. Paso sus dedos por la columna vertebral mientras que él la beso reclamándola. El agua los salpico y se retiró, ya no era suficientemente profunda para cubrirlos.


Su mano se deslizó entre sus piernas y tiró de sus bragas. El material delgado dio paso a la vez. Él empujo la falda hasta sus caderas. Su camisa estaba tan delgada y tan mojada que era como si no tuviera nada. Cuando la boca se puso sobre un pezón turgente, Bess gritó y se arqueo. Sus dedos encontraron el calor entre sus piernas. Se frotó y su cuerpo se sacudió. Ella estaba lista.


—Bess, dijo Nick en su oído.


—¿Qué es esto?


—No preguntes, le dijo ella.


Tiró de su boca a la suya. Debajo de ella la arena húmeda los acunaba. Ella clavó sus talones en la arena y abrió sus muslos. Ella movió su mano entre ellos para apoderarse de su polla y el denso calor era tan familiar para ella como todo lo demás.


—No preguntes Nick o todo puede desaparecer, todo


Ella lo acarició suavemente, demasiado consciente de la sal y la arena para instarle a entrar en ella. Ni siquiera una fantasía podía olvidar la agonía de arena en lugares que no le pertenece. Los recuerdos de él, de cómo ambos habían caminado en ella, la hizo reír en voz alta.


Bess se echo a reír de nuevo cuando la boca de Nick se clavaba en su garganta. Sus manos la recorrían. Los dos se retorcían en conjunto, rodando por la arena mojada. El se echó a reír a su vez, moviendo su cabeza hacia atrás. Con las débiles luces de las estrellas no parecían muy diferentes de las que fue.


Su mano se movía lentamente entre las piernas, pero no era suficiente. Bess se puso tensa, clavando los dedos en los músculos lisos de la espalda. Ella contuvo su llanto cuando estuvo en el punto culminante de su clímax. Nick gruñó, sus caderas empujando hacia adelante en su contra. Calor comenzó dentro de su vientre, desnudo por su toque, y el olor del mar se hizo más fuerte brevemente.


Nick inclinó el rostro hacia su hombro, sosteniéndola con fuerza. El agua le hizo cosquillas en los pies pero no más alto. Su cuerpo desnudo y suave la cubrió.


El mar lo había llevado a ella, un hecho que Bess acepto sin cuestionamientos. Sin dudarlo. Nada de esto podría ser real, a la luz del día acabaría. No sería real incluso el momento en que salió del agua y tropezó mojada en su cama. Nada de esto era real, pero todo lo era, y ella no lo cuestiono por temor a que todo se desvaneciera.

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